MAS DE LO MISMO!!!
Antes la política colocaba en primer plano los contenidos ideológicos de cada tendencia y la propuesta programática de los sujetos políticos, éstas han cedido su paso al pragmatismo. El escenario es otro, las ideologías están por debajo de las necesidades de la gente, ahora el político debe actuar en un contexto diferente porque se han debilitado los mecanismos tradicionales de captación del voto, la imagen se impone a la palabra y también la emoción a la reflexión. Lamentablemente, el marketing político se ha considerado maliciosamente como un proceso de manipulación de masas, como un mecanismo para adoctrinar a la gente en las ideas de jama, caleta y camello. El marketing político debería partir de un profundo respeto a la opinión de los ciudadanos, porque fue creado para manejar la forma de lo que se quiere mantener en el fondo. Sin embargo, al iniciar la campaña electoral hacia la Asamblea Nacional Constituyente, la meritocracia ha sido puesta de lado, pues no se debaten los contenidos. Las franjas publicitarias debían ocuparse para difundir las propuestas de una Nueva Constitución, pero el derroche de demagogia no permite elevar el nivel de debate, está claro que se capta más votos ofreciendo bajar los precios de la canasta familiar, la construcción de calles, avenidas y puentes, ofreciendo créditos de tres mil dólares a tres años plazo con el tres por ciento de interés, eso es demagogia pura y el estatuto lo prohíbe, por lo menos aún no se ha visto ni escuchado insultos directos entre candidatos, esperemos no se de. ¿Para que se propusieron las franjas publicitarias financiadas por el Estado?, entiendo que el objetivo era garantizar la equidad y la transparencia en la participación electoral, para evitar que el excesivo financiamiento privado y unas pocas chequeras consigan los votos, (objetivo claro y saludable para la democracia ecuatoriana), pero a cambio tenemos una dispersión programática y de sujetos políticos, y si preguntamos a la gente, no recuerda ni los nombres de los candidatos mucho menos sus propuestas, por tanto, siguen en ventaja las caras conocidas y los más promocionados, que no necesariamente son los mejores. Si la campaña electoral termina como ha empezado, los ecuatorianos veremos al país sumido en una nueva decepción, al ver a un grupo de personas reunidas tan solo para redactar un nuevo texto constitucional o a una turba de asambleístas enloquecidos por sus plenos poderes, sumidos en la demagogia y en el chantaje. Si propendemos además a una institucionalidad política, es menester que las campañas electorales se desarrollen en acatamiento de las normas electorales vigentes, pero por sobretodo, si no asumimos una actitud diferente, electores y candidatos, esta Asamblea será más de lo mismo y todo terminará en un nuevo fracaso colectivo. Mónica Banegas Cedillo.
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