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VEEDURIA CONSTITUYENTE

CUENCA SEDE DE LA JUSTICIA

El cambio de época ofrecido visualiza caminos de concreción.  Desde siempre los ecuatorianos hemos exigido transparencia en la administración de justicia, acceso libre y equitativo, jueces con probada solvencia moral y un trato igualitario ante la ley. Como una necesidad de avanzar en verdaderos procesos de descentralización y desconcentración de las funciones del Estado, ha surgido desde diversos sectores del país la propuesta de constituir a Cuenca como la nueva sede de la Corte Suprema de Justicia. En las democracias establecidas, la pérdida de fe en la administración de justicia y la ausencia de confianza en las leyes, desafían su vigencia, esta es una tendencia que se ha profundizado con el marcado despliegue  de la corrupción en las últimas décadas. La corrupción en la administración de justicia amenaza la efectiva viabilidad de la democracia y el bienestar humano y vuelve vulnerables a sus instituciones, a la justicia equitativa y se manifiesta de diversas formas; desde el enriquecimiento personal ilegal e inmoral  de sus beneficiarios hasta el uso de la fuerza para tomar justicia propia. Para los administradores de justicia el aprendizaje de las leyes no es suficiente, es indispensable su probidad y manejo ético en la difícil tarea de hacer lo justo y lo legal. No basta con decir lo que hay que hacer, es preciso hacerlo. Sin seguridad jurídica, sin reglas del juego estables y sobretodo respetadas, tanto en la arena política como en la económica, no hay creación de riqueza, sólo distribución desigual de la miseria.Lamentablemente la relación entre corrupción y administración de la justicia es mucho más profunda de lo que muchos estarían dispuestos a admitir. La corrupción no sólo es una acción consagrada como delictiva y tipificada en las leyes, sino también un importante y ventajoso medio de influencia de poder político y económico, que se manifiesta en forma de persuasión o coerción, por tanto hay quienes no querrán renunciar completamente a esta forma de influencia, pues nos encontramos frente a situaciones en donde,  están en juego enormes sumas de dinero e ilimitado poder.  Cuando decimos que Cuenca es cosa aparte, nos referimos a que los indicadores lo demuestran, el noventa por ciento de los procesos tienen su debida sentencia, las audiencias de flagrancia se cumplen dentro de las veinte y cuatro horas de detención, el juicio oral se cumple con celeridad, existe sustitución de la justicia punitiva por la mediación. Cuenca debe ser sede de la administración de justicia por su firmeza jurídica, porque aún la justicia impartida desde acá, cabe dentro de un contexto de moralidad.  Mónica Banegas Cedillo

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